Domingo de Ramos: Entrada Triunfal del Amor Humilde
El Domingo de Ramos marca el inicio de la Semana Santa, una de las celebraciones más intensas y significativas del calendario cristiano. En este día, recordamos la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, aclamado por la multitud como el Mesías, mientras agitaban ramas de palma y gritaban: “¡Hosanna al Hijo de David!” (Mateo 21,9).
Una entrada humilde y profética
Jesús no entra montado en un caballo como los reyes de guerra, sino en un humilde burrito, cumpliendo la profecía de Zacarías: “He aquí que tu rey viene a ti… humilde y montado en un asno” (Zac 9,9). Con este gesto, nos enseña que su reino no es de poder ni violencia, sino de amor, paz y servicio.
El contraste de la multitud
Lo que hace conmovedor este día es el contraste entre la ovación de la entrada y la futura crucifixión. Las mismas voces que hoy gritan “Hosanna” pronto gritarán “Crucifícalo”. Esto nos invita a reflexionar sobre la fidelidad de nuestro corazón y la necesidad de seguir a Jesús en los momentos de gloria, pero también en los de dolor.
Bendición de ramos y procesión
En la liturgia, se realiza la bendición de los ramos, que simbolizan la victoria de Cristo, y luego se hace una procesión que representa nuestra disposición a acompañarlo en su pasión. Es una invitación a entrar de lleno en los misterios que viviremos durante la Semana Santa.
Domingo de Ramos en la vida cristiana
Este día es un llamado a revisar nuestra propia actitud hacia Jesús: ¿lo seguimos solo cuando todo va bien, o también cuando nos invita a cargar la cruz? Nos recuerda que la verdadera gloria se encuentra en el amor entregado y en la humildad.
Conclusión
El Domingo de Ramos es la puerta que nos introduce en la Semana Mayor. Nos invita a aclamar a Jesús como Rey de nuestras vidas y a comprometernos a seguirlo con fidelidad, sin temor a la cruz. Que nuestras ramas no sean solo gestos externos, sino frutos de un corazón dispuesto a amar hasta el extremo, como Él nos amó.