A finales del 2023,principios de diciembre, tuve la maravillosa oportunidad de visitar la Catedral de Sal de Zipaquirá en Colombia, acompañada por mi hija. Desde el momento en que pusimos un pie dentro de sus impresionantes cámaras subterráneas, quedamos completamente asombradas y conmovidas. Permítanme narrarles nuestra experiencia en primera persona
Al llegar a Zipaquirá, ya conocíamos la fama y la recomendación de esta obra maestra arquitectónica que se encuentra a 180 metros bajo tierra. No podíamos esperar para verla con nuestros propios ojos. Al entrar en la catedral, nos encontramos rodeados de pasillos y cámaras excavadas en las paredes de sal. La atmósfera era mágica, llena de un silencio reverencial que solo se rompía ocasionalmente por el suave eco de los pasos de los visitantes.
Caminamos por los pasillos y alcanzamos la primera capilla dedicada a los santos, y quedamos impresionados por la precisión con la que se habían esculpido las figuras religiosas en las paredes de sal. Cada detalle, desde las estatuas hasta los altares, era una expresión de destreza artística y devoción. A medida que avanzábamos, descubrimos que cada capilla estaba iluminada de una manera que realzaba la belleza y la textura de la sal, creando un ambiente de profunda reflexión y espiritualidad. En el camino se recorre el viacrucis hasta llegart a la cruz final que esta en el altar.
La pieza central de la catedral es la imponente cruz de sal que se alza sobre el altar principal. Este símbolo de redención y sacrificio nos dejó sin palabras. Observar la cruz y pensar en el arduo trabajo y la dedicación que se requirieron para crearla en medio de las profundidades de la montaña de sal nos llenó de admiración y asombro.
A medida que continuábamos nuestro recorrido por la catedral, llegamos a la Nave Central, un espacio grandioso y majestuoso tallado en la sal que parecía llevarnos directamente al cielo. La acústica de este lugar era asombrosa, y cuando los músicos comenzaron a tocar música sacra, sentimos cómo la música se infiltraba en nuestros corazones, tocando las fibras más profundas de nuestro ser.
Nuestra visita a la Catedral de Sal de Zipaquirá fue una experiencia espiritual y estética sin igual. Más allá de su belleza visual, esta catedral es un testimonio del ingenio y la dedicación de los colombianos que la construyeron. Es una obra maestra que trasciende las fronteras religiosas y culturales, un regalo para el mundo que todos deberían tener la oportunidad de presenciar.
En otro corredor pudimos ver mappings, reflejados en las paredes subteraneas con fondos musicales y tematica de la sangre de Jesucristo que no deja a nadie indiferente.
Por lo tanto, animo a todos a que visiten la Catedral de Sal de Zipaquirá. No importa cuál sea tu religión o creencias personales, te aseguro que te sentirás inspirado y conmovido por esta magnífica creación. Es un recordatorio de la capacidad humana para crear belleza y trascendencia en los lugares más inesperados. No te pierdas la oportunidad de maravillarte y dejarte llevar por la espiritualidad que emana de esta obra única en el mundo.